El corazón me dice que Chicago logra el ascenso, el cerebro me hace notar lo difícil que es lograr esa empresa. Estoy viviendo esa dualidad. A quién debo creerle? Por un lado, veo la impresionante racha de triunfos obtenidos desde la llegada de Finarolli. Por el otro, observo que fueron obtenidos en los últimos minutos de cada partido. Recuerdo cómo se le ganó a Colegiales, pero también me pregunto, que hubiera pasado, si no herraban el penal en la primera etapa? ¿ Se hubiera podido levantar un dos a cero?. Si ya sé, las cartas están todas en el mazo, cualquiera puede salir. El hincha me dice que se ganaron muchos partidos, que eso basta y sobra. La cabeza me acota, que hay poco volumen de juego, esa asignatura es la que hay que mejorar para tener aspiraciones serias. Blanco y negro, fervor y tranquilidad, apresuramiento y paciencia, todo esto convive en mí, lo que por ahora me dificulta tener un criterio firme. Claro, todavía no empezó a rodar el balón, cuando ello ocurra, todas las dudas se van a disipar. Jugadores y cuerpo técnico están en Necochea, comenzó la pretemporada, la ilusión está en marcha.
(Carlos Fabbro, Voces de Chicago en AM 690, jueves 20,00 horas)
