"Yo era un media punta, un enganche, era rápido en el área, y definía muy bien", así se definía Mario Sebastián Franceschini. Los goles convertidos en aquella brillante campaña de 1981, fueron un aporte fundamental para la obtención del ascenso a primera división. "Llegué al club con muchas ilusiones, estuve jugando en Atlanta, que peleaba el descenso, eso a mí no me motivaba, lo sufría demasiado. En Chicago fui muy feliz ya que siempre apuntamos al campeonato. Fue un gran equipo aquel del 81, sabíamos que en cualquier momento definíamos el partido, estábamos muy seguros de nosotros mismos”. Continuó diciendo: “Siempre practiqué la definición, ese era mi trabajo, como todo goleador, me gustaba convertir. Los chicos de hoy, tienen más obligaciones en su vida privada que las que teníamos nosotros. A veces no se pueden quedar a practicar, son pocos los que pueden hacerlo. También nos falta algo de infraestructura para poder realizar un mejor trabajo. La gente de futbol amateur hace lo que puede para poder mejorar, sin ir más lejos, se terminó el trabajo en la cancha número dos, quedó tan bien que a veces la utiliza la primera división. Hay algunos puestos que no están cubiertos, como por ejemplo los carrileros y los marcadores de punta. La mayoría de los chicos, vienen a probarse para actuar como delanteros o volantes. El otro problema que se nos presenta, es el de la convocatoria, los juveniles prefieren elegir clubes que compitan con la primera. Nosotros este año, perderemos esa posibilidad, al no haber podido ascender en el torneo anterior. Qué le vamos a hacer? Es la realidad que nos toca vivir. Mi cabeza, por ahora está enfocada en el trabajo en divisiones inferiores, soy empleado del club, voy donde me manden, estoy preparado para todo. La gente que dirige primera es muy capaz, ojala que levanten por el bien de todos. A los hinchas les pido que vayan a la cancha y alienten, el equipo lo necesita". Así se expresaba Mario Franceschini ante Carlos Fabbro (Voces de Chicago, jueves 20,00 horas, AM 690), un ex goleador que está esperando en las "gateras".
